SILENCIO

Jonatan Romero

El pasado 21 de abril, la Ciudad de México vivió uno de los debates más controvertidos, porque cierta izquierda no quedó satisfecha con el rendimiento de Clara Brugada. Sin embargo, nosotros afirmamos en la cuenta de “X”, antes Twitter, que nuestra próxima Jefa de Gobierno derrotó inobjetablemente a los candidatos de la derecha (Santiago Taboada y Salomón Chertorivski). El tema central de dicho debate fue el cartel inmobiliario, en donde el exalcalde de la Benito Juárez y actual candidato de la coalición PRI-PAN-PRD, quedó exhibido por sus nexos públicos y sin sombra de duda con los negocios turbios en la construcción de edificios.


Santiago Taboada y el “Cartel Inmobiliario”

Pero el 24 de abril pasado, apenas a tres días de la fecha del citado debate, el Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) dio a conocer la decisión de imponer medidas cautelares a Clara Brugada, candidata de la coalición Morena-PT-Verde, que implica un silencio implícito sobre el tema del Cartel Inmobiliario en la campaña y debate electoral con miras a la elecciones del próximo 2 de junio. Para los eruditos de la opinión, -sí, para ellos-, Taboada se vio mejor en el debate. Entonces ¿por qué es Taboada y su equipo de campaña el que incentiva la promulgación de lo resulta en una ley mordaza sobre un tema de interés nacional? La respuesta es muy clara: porque en el debate, en los hechos, la izquierda le pasa por encima a la derecha.

Frente a esto, la izquierda debe seguir hablando sobre el tema, pero con la salvedad, de que es el materialismo histórico el que debe sobresalir en este término. Sobre esta propuesta, a continuación expreso algunas hipótesis de trabajo, que son las siguientes:

Primero, el cartel inmobiliario fue favorecido por el Estado en la capital. Es decir, cinco políticos del PAN-Gobierno en la Alcaldía Benito Juárez, están involucrados en este tema, en donde tres nombres figuran directamente en estos negocios sucios: Jorge Romero Herrera, Christian Von Roehrich y Santiago Taboada. Cabe mencionar que cada uno de ellos ha incentivado y participado en la lucha en contra de la Cuarta Transformación desde sus espacios políticos y particulares. Los negocios, dentro del neoliberalismo, no pueden aislarse de la estructura gubernamental, porque las oligarquías secuestraron el poder político durante muchos años bajo el llamado neoliberalismo.

Segundo, el cartel inmobiliario seguía un móvil muy particular, ya que los funcionarios públicos hacían negocios con las desarrolladoras inmobiliarias. La construcción de inmuebles no fue basada en las necesidades de la sociedad, sino que el cambio de uso del suelo y los permisos fueron otorgados gracias a muy grandes sumas de dinero. Las empresas involucradas son Danhos, Grupo Gigante Inmobiliario, IDEAL y OHL. En pocas palabras, el poder político estaba sometido al orden económico y la usura del espacio fue el centro de la política de vivienda en la Ciudad de México y particularmente en Benito Juárez.

Tercero, la empresa IDEAL, que nació en 2005, es una empresa líder en México en su ramo. Su génesis se debe a la escisión de Grupo Financiero Inbursa y su función es la obtención de contratos y concesiones de proyectos inmobiliarios a largo plazo. Lo relevante es, en términos generales, que Carlos Slim está involucrado en el entramado del cartel inmobiliario, ya que este empresario tiene una participación muy grande en el grupo IDEAL. El gran terrateniente sigue disfrutando de grandes beneficios al amparo de negocios oscuros con funcionarios neoliberales.

Cuarto, los otros tres grupos (OHL, Danhos y Grupo Gigante Inmobiliario) son empresas cuyos accionistas están vinculados con los fondos de inversión más grandes del mundo. En otras palabras, la oligarquía financiera tiene el control de estos negocios y estos utilizan empresas satélites para hacer negocios oscuros con los gobiernos de derecha o neoliberales. El poder económico se apoderó de la ciudad y, en especial, son dos grandes fondos de inversión los principales protagonistas de estas transacciones: Vanguard y Black Rock.

Finalmente, el cartel inmobiliario es una red muy compleja que el poder económico imperialista impuso en gran parte de la ciudad para que el suelo sirviera como mecanismo de usura. Las oligarquías se encargaron de seducir a los funcionarios públicos, para que los negocios inmobiliarios no se detuvieran en la larga noche neoliberal. Mientras la renta del suelo subía de manera impresionante, por el otro lado los negocios turbios agilizaron el enriquecimiento de una élite política y económica. Claro que la derecha no quiere escuchar nada sobre el cartel inmobiliario, porque entre más se hable de esto, más se exhibe a la raíz del mal.

El Ajolote

Línea Editorial

@LJyDMx

ManoNegraPe Nº 28, abril de 2024

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